Mario Colom
Mi padre vino con ocho años -era de 1900- en un barco en que eran todos españoles. Los “Colom”, como Cristóbal, porque allá es “Colom” con “m”. Y los Colom se bajaron en Brasil. Vinieron todos primos, vinieron como 10 o 12 primos y de ellos, tres llegaron a Uruguay. Yo tengo acá 10 hectáreas, y las tengo salpicadas. Acá hay un poco de durazno, uva que nos castigó la helada, manzana, y plantamos tomate también. Porque nosotros hacemos feria. Digo nosotros aunque yo no hago más. Mis hijos y mi hermano hacen feria, y la feria es todo el año. Entonces tenemos todas la variedades de durazno -todas las variedades que podemos-, un poquito de manzana, y vendemos directamente de la planta, no ponemos en cámara ni nada. La manzana la vamos arrancando y la vamos vendiendo. Después los vecinos que tienen cámara frigorífica nos traen y revendemos. Pero después plantamos un poquitito de todo. Está mi primo acá al lado que hace exactamente lo mismo.
Desde chiquito no sabíamos hacer otra cosa que ir a la feria del Cerro, y a la feria de La Teja y Colón. La feria de productores que había en Colón funcionaba en un local de AFE, que nos había cedido porque estaba abandonado. Limpiamos todo eso, pusimos balasto, porque era un basural eso. ¡Un hervidero de ratas! Cuando íbamos nosotros y levantábamos un riel salían veinte ratas de ahí abajo. Y bueno limpiamos todo, se mataron todas las ratas, la gente quedó contentísima. Y ahora siguen mis hijos solos. Y bueno, lo que se produce aquí se vende todo directo.
Me acuerdo que una vez había tanta producción de durazno que la traían de vuelta para los chanchos. Y entonces Félix Santoro dice “no puede ser”. En el Saint Bois había dos mil y pico de internados. Había mucha tuberculosis en aquellos tiempos. Y nos juntó a todos los jóvenes, porque yo tendría trece o catorce años. Juntábamos tres camiones cargados de duraznos. Después nos juntábamos el viernes toda la gurisada y lo repartíamos. Venía un fotógrafo del diario El Día a sacar la foto. Éramos como cuarenta o cincuenta.
Camino El Polvorín 8235. 3 de noviembre de 2008.
